¿Por qué es importante el plástico libre de Bisfenol?
Químicamente, el Bisfenol A (BPA) es un compuesto orgánico que se forma de la unión de dos fenoles y se utiliza durante la fabricación de plásticos, sobre todo por los plásticos policarbonato y la resina epoxi, entre otros. Según datos de 2009, el BPA es uno de los productos químicos más fabricados del mundo, con más de 2,2 millones de toneladas anuales. Y es que este elemento lo podemos encontrar en la mayoría de envases de policarbonato y también en el revestimiento de las latas de conserva y de refrescos.
Hace años que se está estudiando este elemento por su implicación estrogénica y los informes científicos han levantado alarmas. El año 2010 un informe de la FDA (Dood and Drugs Administration) admitió los peligros del BPA en fetos y niños. El año 2011 la presión científica y social obligó a prohibir el uso de BPA en biberones plásticos de criaturas menores de 3 años. La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, siglas en inglés) incluyeron en 2017 el BPA en su lista de “sustancias altamente preocupantes” por los resultados de muchos estudios científicos señalando las consecuencias de este disruptor hormonal. Un elemento que puede producir todo tipo de problemas en la salud como defectos en desarrollo fetal, deficiencias cognitivas, malformaciones congénitas, alteraciones del desarrollo sexual o el desarrollo de varios tipos de cáncer sensibles a las hormonas como el cáncer de mama, de próstata o de tiroides.
Pero aun así, el BPA se continúa utilizando en muchos productos por las propiedades que confiere, puesto que, según los productores, las resinas epoxi son termoestables, tienen una fuerte adhesión y una combinación única de dureza y resistencia química, que las hacen difícilmente sustituibles por otras materias. Este es uno de los motivos por el que todavía está permitido este tipo de componente y sólo se regule la cantidad máxima que puede contener un producto. En este sentido, a principios de 2018 la Comisión Europea redujo la cantidad de Bisfenol A en ciertos productos de contacto alimentario, el llamado “límite de migración” (cantidad que pasa del envase o recubrimiento al alimento) y amplió también la prohibición en algunos productos infantiles que entran en contacto con alimentos infantiles como los vasos de entreno (vasos biberón). Por ejemplo, el actual límite de migración de los barnices y revestimientos destinados a entrar en contacto con los alimentos no puede superar el límite de 0,05 mg d BPA por Kg de alimento, según datos publicados al Diario Oficial de la Unión Europea del 14 de febrero de 2018.
¿Qué alternativas al BPA tenemos?
En algunos casos el etiquetado nos permite saber si el producto que estamos comprando contiene Bisfenol A, puesto que se puede indicar como BPA. Pero desgraciadamente, muchos productos no están identificados. El código de reciclaje ( lo podemos ver a la parte inferior del envase), nos indica el tipo de plástico utilizado y los que pueden contener mayores restos de BPA son los clasificados con el 7 (varios materiales plásticos, incluido el policarbonato) o 3 (policloruro de vinilo). Los que no tienen riesgo de contener BPA son el 1 (PET), el 2 (HDPE), 4 (LDPE) y 5 (Polipropileno). Normalmente, los envases plásticos que son libres de Bisfenol, ya lo indican en su etiquetado. Pero hay que tener cuidado con los envases plásticos que han cambiado el BPA, con alternativas de igual toxicidad como el Bisfanol B, Bifenol F o Tritan.
Pero además de fijarnos en el tipo de plástico y en el etiquetado, podemos buscar opciones de consumo y de uso de los envases más adecuados, como priorizar el envase de vidrio a la lata, evitar los envases de un solo uso, no reutilizar los envases PETE o evitar el sobre calentamiento de los envases plásticos, entre otros.